jueves, 31 de octubre de 2013

Fiebre retratista

La gente es fascinante.
No para relacionarme con ella, desde luego, (me obligan a decir esto los guionistas. Pero yo os amo a todos), sino para observarla.
Así que retratos.


Esta es la época en que contraigo fiebres retratistas. Por encargos para Navidad, por coincidencia o porque ya no puedo aplazar más los deberes del verano. Iré enseñándolos en las próximas entradas.

Empezaré con una recomendación literaria, "Retrato de Giacometti" de James Lord (Antonio Machado Libros). El autor habla de las 17 sesiones en las que posó para que Alberto Giacometti (¡¡¡buscad!!!) le realizara un retrato. Estupendo. 
Giacometti cuenta al principio: "Cuanto más se trabaja un cuadro más imposible resulta acabarlo". Y finalmente se obsesiona. Y trabaja. Y le faltan sesiones. Y acaba insatisfecho.
Aunque, por desgracia, no hago normalmente retratos del natural (por confianza, por mi legendario carácter antisocial, o por imposibilidad del retratado) sino de fotos, sigo el mismo proceso que describe el libro: acabo obsesionado y ligeramente insatisfecho con el cuadro.
¿Y cuándo no?, comenta la afición.


Hoy presento una chica de unos 13-14 años. Hecho entre noviembre y diciembre de 2011. Dificílismo.
Primera observación del paradista-retratista: Cuanto más viejo, flaco y feo más fácil. Un rostro arrugado te dice lo que tienes que hacer. Cada ojera, línea de expresión o pellejo es una señal que indica "dibuje por aquí", "siga esta línea". Las pieles tersas y lisas son nada en un papel, y dibujar nada requiere mucho esfuerzo.

En fin, veamos partes del proceso de obsesión y pintura:
En algún momento del verano hice las fotos -sin mirar a la cámara por favor- de la retratada (vive en otra ciudad) que no os enseñaré.       
 
 
Principios de noviembre. Apuntes: 
 
 
11 noviembre. ¿Ya?
Sí, pero no puede ser tan fácil.
 
20 noviembre. Cambio al azul. Por supuesto que no.
 
25 noviembre. Reiniciar y volver al rojo. Maravilloso retrato renacentista, si se pareciera.
 
30 noviembre. Se hizo bruja. Desenfocado por respeto a la retratada y el retratista.
 
 
4 diciembre. Nuevo reinicio. ¿Vale?
 
4 diciembre. Claro que no. Blanquear

 
11 diciembre. ¿Ahora sí?
 
14 diciembre. Sí, sí, sí
 
16 diciembre. Sí, pero ya estoy loco.
 
 
 
23 diciembre. Fin.  
 
Aunque el día de la entrega hasta repinté y cambié el color del marco.
 
 
Los míticos Aventura glosan el proceso con una linda tonada.  
 
 
 
 
 
 
 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial.
Si nos dejas apostar, yo apuesto todo al "Azul" y al "Rojo 4 diciembre. Claro que no. Blanquear"

Álvaro

cualquierapinta dijo...

¿Sí? Elecciones arriesgadas. Aunque el azul es siempre un valor seguro, en este caso no me convenció.

María Esquitin dijo...

Me gusta mucho el resultado final, pero ... y creo que es la primera vez que te pongo un "pero", la fase azul creo que era muuuucho mejor, no sólo por el color (que por otro lado el rojo me encanta) si no por el gesto de la cara ... me parece que era más ¿armónico?. Son cosas mías o el color verde no está muy presente en tus obras???.

cualquierapinta dijo...

¿El azul también? No me parecía ella. Y estaba lechoso.
El verde en general es un poco hortera, no muy elegante y es peligroso para mezclar. Pero por ejemplo el Pájaro Duda tiene verde.

María Esquitin dijo...

Jajajaja ... pues yo tengo unos ojos horteras y poco elegantes, jajaja ... me encanta el color verde, y adoro el Pájaro Duda ... Puede que lo que pase sea eso: tú la fase azul la descartaste porque no se parecía a la "retratada", pero como quienes vemos tu proceso, no sabemos como era y por tanto no buscamos parecidos, por lo que ... la azul era perfecta.