lunes, 7 de octubre de 2013

Morollonismo

 
No le gusta lo que hago últimamente, y me enseña los cuadros que tiene en su casa.
"Mira qué suelto y espontáneo lo hacías. Y qué limpio".
Los de ahora le parecen sucios. Y los que no, poco trabajados, "antes eras más detallista y cuidadoso".
Nos parecemos mucho.

Empecé a pintar por su culpa, " ... pues en el estudio de tu tía hay un hueco...", y aún tengo algún tubo de óleo de los suyos, que seguramente eran de mi abuelo. Desde luego, la espátula que uso es de tercera generación. Bueno, y los genes, al parecer.

"Con las cabezas tan bonitas que hacías, los músicos son monigotes". Yo asiento.
De vez en cuando le enseño uno que creo que le gustará, para que me diga "qué bonito" y pueda seguir pintando.

Cuelgo el Pájaro Duda, porque es su preferido, y este otro, que le gusta más que a mí. 
Su retrato... "bueno, es muy verde"




















Y el 15 de octubre le regalaré un libro o una planta como siempre, sin milongas, porque ninguno de los dos hemos sido nunca muy partidarios de estas tonterías efusivo-sentimentales, y menos en público.

2 comentarios:

cualquierapinta dijo...

la lagrima casi no me deja ver este regalo tan bonito que me haces,
espero que lo sigas haciendo.
un beso.
la mamma

la mamma dijo...

la del comentario anterior soy yo.
la mamma, que no esta muy ducha en informatica