"... en aquella época (...), y viajó a miles de kilómetros del lugar donde había pasado su vida. Cambió su entorno, sus rutinas, sus relaciones (...), allí descubrió nuevos paisajes, recibió miles de estímulos novedosos para él. Pudo ver colores nunca vistos, conoció a personajes con diferentes maneras de vivir y de pensar, se tuvo que adaptar a nuevos paradigmas, flexibilizó su mentalidad; sufrió, disfrutó, aprendió, enseñó, miró, escuchó y, en definitiva, enriqueció su vida (...) tras esas experiencias volvió a pintar..."
Y pintó lo mismo de siempre
Teorema Morollón-Mainar de los entornos reducidos:
El sitio no importa nada, lo que importa es el libro
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