Y en las tiendas, más.
Y si me habla el vendedor, aún más.
Hablarme es empujarme.
En fin...
El caso es que estaba en Santiago caminando deprisa para que no me descubriesen, y entré en una tienda de libros y pintura... Tengo ciertas obligaciones con mi personaje.
Lo de siempre, una vuelta y fuera. Ya estaba cerca de la puerta, había conseguido despistarlos una vez más, cuando miré hacia arriba para ver la música que estaba sonando (¿acaso vosotros no lo hacéis? eh? eh?). Era esto: ciudad vampira
Ojeé varios libros, toqueteé las cosas de pintura, remiré una pseudoexposición, hablé (hablé!) con el encargado, .... y, cinco canciones después, compré un libro, un cuaderno de apuntes y una caja de acuarelas por un precio obsceno.
Genios del marketing.
Eso fue en febrero, y ahora empiezo a usarlos
Gracias al señor Liniers por el título
1 comentario:
un alivio ver que todavia tienes la necesidad de pintar
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