En un pueblo de allá por la la costa suiza un viejo pintor.
Encantador y callado, sin dar la paliza.
Pretendía vivir a su manera, que era:
Mirar, inventar, y pintar lo que hubiera inventado: un tejado, una cúpula, o una lectora, que también le gustaba pintar.
Y mirar lo que hubiera pintado -una cabeza, un funambulista o una lectora-, disfrutar del placer de mirar y pintar y volver a mirar.
E invitar a mirar al que hubiera pasado; por su casa, su estudio, o la zapatería noviembre, donde también le gustaba pintar.
Y después de mirar, disfrutar y mirar; borrar, blanquear, limpiar, olvidar lo que hubiera pintado: un equilibrista, un tejado o una lectora, que también le gustaba pintar.
Y una vez blanqueado, borrado y olvidado; empezar otra vez, a mirar e inventar y a pintar, sólo para disfrutar.
Cada vez, empezar desde cero
Cada vez, empezar desde cero
Jorgito, tienes que comprar!. Me dicen
1 comentario:
Genio!
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