Cuenca. En azules y ocres por favor. Alargado. La Hoz, el Puente y las casas colgadas (OJO no colgantes!!)
Ay.
En Cuenca no hay cúpulas, no hay hombres con sombrero, no hay rascacielos, ni siquiera hay paradistas.
¡Cuenca no me quiere!
Pero hay que intetarlo.
Al llegar a Cuenca, entrecerrando los ojos veo esto:
El día comienza con la ciudad bajo una niebla blanqueadora
que se va despejando poco a poco, apareciendo la ciudad a lo lejos.
Y con la luz del mediodía, amarillos limón (como dice Sabina) y los ocres-cobrizos del puente y las sombras.
incluso se aprecia un ovni con forma de pincel
Al final del viaje, cuando acaba la tarde y el sol está naranja, todo tiene más color.
El puente oxidado y las líneas de piedras geométricas de la hoz
El perfil azulado de la ciudad
Y las sombras transparentes de la arboleda del río bajo las placas de roca caliza
Al alejarme, cruzar el puente y mirar la ciudad en su conjunto -skyline, rayas y manchas-, pienso que parece Cuenca y parece un cuadro de Jorge Parada.
Approximately.
Para acompañar, la más delicada, sentida, sensible y poética canción compuesta para la ciudad: Cuenca
Por supuesto, esta entrada existe por y para Olga, Antonio y Pablo que me invitaron a viajar a Cuenca.
2 comentarios:
Muy bonito, soy de Cuenca y me ha emocionado
Buf, pues muchas gracias.
Al hacer ese tipo de cuadros siempre queda la duda de si se reconoce la ciudad, o si es necesario algo más clásico o más "hecho".
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