domingo, 26 de enero de 2014

Paradismo e a cidade

Los cuadros salen de excursión:





Del 31 de enero (inauguración a las 19.30) al 30 de marzo, una selección de mis pinturas estará expuesta en el Hotel Eurostars das Artes de Oporto Pincha para ver dónde está el hotel

Como es la primera vez que van a Portugal, además de algún paradista como indican el título y la foto de la tarjeta, se han apuntado dibujitos de todos mis estilos.

También esta exposición es algo parecido a una fiesta de despedida, un fin de ciclo; cambio de estudio, de ciudad, de país, de continente, de hemisferio, de vida; así que tiene  sentido que enseñe todo lo que he hecho hasta ahora, y da otra razón, una orden más bien, para ir a verla.
Acabaremos así: Fin de fiesta. Ojalá vinieras a cantar tu parte.





P.D.  Si apelando a los cuadros y al drama no os he logrado convencer, imaginaos en Oporto  con este video

lunes, 20 de enero de 2014

Embarazo psicológico

La modelo era... qué sé yo, maravillosa. Quería hacerla mamá. Así que me puse a ello, pim pam ... y le pinté la barriga.

Pero hice otras mamás con más éxito, menudo soy yo. No sabía qué hacer con este embarazo... y le borré la barriga.


Embarazo psicológico. Óleo sobre papel 65x28. 2009

Con la ley de Gallardón, yo ya estaría en la cárcel.
¡¡Nosotros pintamos, nosotros decidimos!!!



Me siento como un artista comprometido¡Qué emoción! Quiero dedicar esta, mi primera entrada social, a mis amigos más comprometidos, concienciados y participativos, el Jorgito y la Tere (son nombres falsos por supuesto, toda precaución es poca, compañeros). 
Os quiero y os acepto, os entiendo, e incluso muchas veces hasta pienso como vosotros.

viernes, 10 de enero de 2014

hay muy poca gente



Érase que estaban el pintor y la artista en el estudio hablando de poesía -levitando, por supuesto- y la cosa derivó en para quién se escribe (pinta), a quién queremos gustar.
No revelaré su opinión. Se lo preguntáis a ella o le pedís que haga un blog.


¿La mía?, no sabía qué decir.
Es mentira que quiera gustaros a todos vosotros, a vuestros descendientes, a vuestros antepasados, y hasta a vuestro perro. ¿Es mentira?
Tampoco es verdad cuando digo, con el modo artistazo activado, que pinto para mí, así que sólo me tiene que gustar a mí y vuestra vulgar opinión me resbala. No es verdad, ¿no?


Además casi nunca sé si mis cuadros me gustan o no. A todos los borraría y los enseñaría en las escuelas en algún momento. No me puedo fiar mucho de mi opinión.
Pero hay algo seguro: Hay gente cuyo gusto hago mío, o que necesito que me sonrían. Hay muy poca gente. Ahora mismo, dos, tres, ¿cuatro? (sin contar los que hablan en mi cabeza y los opinadores inversos -si les gusta blanqueo-).

Este cuadro, un paradismo (¡¡el último!!) con perspectiva extraña y trazo de tinta, estaba en duda. Alguien le sonrió. Ya puedo enseñarlo


 
 Acabo con el  título de la entrada, la canción hay muy poca gente , y los mofletes de Bunbury temblando.

Y usted, ¿para quién pinta, canta, "bloguea", trabaja, escribe, baila, bebe, suda, saca fotos, llora, da saltos, habla, corre, estudia, se peina, sonríe, respira? ¿A quién necesita gustar?
 

viernes, 3 de enero de 2014

Además no aprendí a vivir...

Un cuadro hecho por añoranza, con añoranza. Así que la cosa va de echar de menos. 
 "Te gusta echar de menos, pero no sabes querer", a buscar la cita. Es muy facilita.

Había vendido, por segunda vez, el Cine Negro  , aún no se lo habían llevado y ya estaba arrepentido y echándolo en falta.
Así que hice una tontería -la personas normales siempre las hacéis cuando echáis de menos, ¿no?-, decidí pintar un cuadro parecido. Error fatal.

Me gusta el blanco y negro con reflejos dorados del Cine Negro, puro celuloide años cuarenta. En el nuevo cuadro derivó a un gris cemento con toques granates y rosa pálido, sin referencias estéticas.
En el antiguo, la calle es amplía y al fondo se adivina el Chrysler neoyorquino. La nueva calle tiene la desolación de la calle Compañía salmantina y, por supuesto, entre los rosas se ven cúpulas.
Pero sobre todo cambia la mirada del espectador y la figura.
En Cine Negro miramos desde abajo, el hombre del sombrero es tan alto como los edificios visto con ese ángulo. Tiene autoridad. Es el protagonista. Avanzaba alejándose, pero parece que le hemos llamado la atención y se gira para observar a los que estamos fuera del cuadro.
La figura en el nuevo cuadro se coló al final, en una esquina. Vemos al personaje desde arriba, viene hacia nosotros, pero lo hace girado y mirando hacia atrás.
Además no aprendí a vivir sin dejar de mirar atrás buscándote, como tituló Calamaro.



                                        Además no aprendí a vivir... Febrero 2012. 145x55. Óleo sobre tabla
Error fatal. 
Me encanta.